En el siglo XVI y posteriores había cuatro cementerios
funcionando simultáneamente en Alcañices, en los que se podían sepultar los fallecidos de entonces.
Por orden cronológico de antigüedad estos eran: Uno dentro de la iglesia de la
Asunción; Otro en el exterior de la misma iglesia, a su alrededor; Un tercero
en el hospital de san Nicolás y un cuarto, del que aún quedan vestigios, en el
barrio de Dentro la Villa, al final en lo que se conoce como el rincón, en la
parte izquierda, un poco antes de empezar la salida hacia el cañíco de abajo.
Actualmente, desde finales del siglo XIX solo existe uno, en el pago del
Torronal, al que hasta hace muy poco
estaba adosado un espacio para cementerio civil. Se puede decir que,
sobre el papel, había dos, uno para católicos y otro para los fallecidos de
otras religiones y ateos.
En lo que utilizaban dentro de la iglesia
se inhumaban los cadáveres de los económicamente más pudientes. Todavía en el
suelo se pueden ver las losas numeradas, las que cubrían las fosas. Cuanto más cerca del
altar querían ser enterrados, más alta debía ser la aportación que tenían que
hacer a la iglesia. En los alrededores de ella eran sepultados los fallecidos de una clase
social económicamente un poco inferior a la de quienes se podía permitir que sus restos descansaran en
el interior de la parroquia. Dentro del hospital de san Nicolás, que estaba en la
esquina de la calle de su mismo nombre con la de Labradores, ocupando una gran
extensión, existía un espacio para el enterramiento de los forasteros fallecidos en el establecimiento. Entre los forasteros
hay que incluir los soldados de un
regimiento que había para tratar de impedir las incursiones e invasiones de
tropas portuguesas. Alrededor de 1665 una epidemia hizo que la mortandad fuera
muy alta. En los libros de registro de defunciones de esos años, raro es el día en que no aparecen anotaciones
de soldados que morían en el hospital y
eran enterrados en el sitio que, en sus
dependencias, habían destinado para esos menesteres. También en ese tiempo
estaba habilitado como cementerio el mencionado de Dentro la Villa, que se utilizó como tal
hasta que se inauguró el que funciona actualmente. Precisamente la noche de
difuntos, hasta los años cincuenta del pasado siglo, iba la gente en procesión,
el cura con hisopo e incensario cantando
el Requien, hasta la puerta, para
rezar allí unas oraciones en latín.
El cementerio que se utiliza actualmente vivió
(coño, perdón, pero no me sale otra palabra) una circunstancia un tanto
especial. Estuvo en entredicho (ª) desde
el 26 de julio de 1904 hasta el 18 de noviembre de 1956.
Y
estas son las razones, actuaciones y resoluciones:
Acta
de defunción
En la villa de Alcañices a las siete de la tarde del día
veintiuno de julio de mil novecientos cuatro ante D. Manuel Benjamín
Sánchez, Juez municipal y D. Indalecio del Espíritu Santo, Secretario, compareció D. Manuel Blanco con su cedula personal. Natural de esta villa,
mayor de edad; estado civil casado de profesión jornalero; domiciliado en la
calle Labradores; manifestando en
calidad de vecino que D. Francisco Oterino Rodríguez, natural de Zamora, edad
de 36 años, Albañil y domiciliado en esta villa, falleció a las dos de la tarde del día de hoy en su
domicilio a consecuencia de una hemorragia pulmonar según certificación
facultativa que presenta para obtener la
correspondiente licencia de
enterramiento.
En
vista de esta manifestación y de dicha certificación facultativa, que queda
archivada, el Sr. Juez municipal dispuso que se extendiese la presente acta , consignándose en ella , además de lo expuesto por el declarante y en virtud de las noticias que se han podido
adquirir, las circunstancias siguientes:
Que
el referido finado estaba casado en el
acto del fallecimiento con Bárbara,
ignorándose el apellido, natural y residente en Zamora no habiendo obtenido de
este matrimonio hijo alguno.
Que
era hijo de D. Antonio Oterino, natural de Zamora y de D.ª. Ángela
Rodríguez de dicha Zamora, ambos
difuntos.
Que
según noticias no hizo testamento y que a su cadáver se habrá de dar sepultura en el cementerio.
Fueron
testigos presenciales D. Manuel
Losada y D. José Barros, naturales y vecinos
de esta villa, mayores de edad y casados.
Leída
íntegramente esta acta e invitadas las
personas que deben suscribirla a que la leyeran por si mismas, si así lo
creen conveniente, se estampó en ella el sello del Juzgado municipal y lo firmaron el Sr. Juez y testigos y todo ello como secretario certifico.
Como consecuencia de este enterramiento,
debió de armarse tal marimorena que durante cincuenta y cuatro años los
enterramientos se hicieron de forma poco corriente. Como creo que queda bien
aclarado en lo que transcribo a continuación, no necesita explicaciones.
“Decreto”
En
Zamora a diez de noviembre de noviembre de mil novecientos cincuenta y seis.
Visto el escrito conjunto que nos ha
dirigido el reverendo cura párroco de Alcañices y el Sr. Alcalde de la misma Villa en el cual Nos manifiestan:1º) Que con fecha
26 de julio de 1904 se dictó por Nuestro predecesor Don Luis Felipe Ortiz un decreto en el cual se declaraba en entredicho el cementerio de Alcañices,
como sentencia por haberse inhumado
indebidamente el cadáver de
Francisco Oterino, pecador público, cuyo enterramiento se impuso con
violencia por la autoridad civil de dicha Villa; visto asimismo que se han cumplido los mandatos del Prelado
Nuestro predecesor; a saber: que se han enterrado los fieles sin canto , sin
toque de campanas y bendiciendo cada
sepultura en
particular---------------------------------------------------------
Resultando
que hechas averiguaciones oportunas no se puede averiguar con certeza, ni que
hayan sido exhumados dichos restos de Francisco Oterino, pero que por otra
parte no se halla el lugar fijo de su enterramiento, ni hallar dichos restos
fácilmente-------------------------------------------------------------Considerando
que el Sr. Alcalde de dicha villa como representante de municipio al par que
como protesta del atropello llevado entonces
a cabo por la autoridad civil,
solicita también que se normalice la situación del cementerio católico de
Alcañices------------------------------------------------Por tanto, usando de
nuestras facultades levantamos el entredicho
dictado por Nuestro predecesor y mandamos que se haga bendición solemne
de todo el cementerio, y puedan seguidamente hacerse las
inhumaciones con los ritos y solemnidades de la Santa Iglesia. Así lo decretó, proveyó
y firma S.E. Reverendísima de que como Secretario certifico.- Firmado, Obispo de Zamora .Rubricado. Por mandato de
S.E. Rvisma el Obispo mi señor-------Dr. David de las Heras.-
Canciller Srio. Rubricado.
Como consecuencia:
Acta
de reconciliación del cementerio de esta Villa.
En
Alcañices a dieciocho de noviembre de mil novecientos cincuenta y seis, yo D.
Félix Manteca Manteca, Cura Párroco y Arcipreste de Alcañices , delegado
del Sr. Obispo, procedí ante las autoridades de esta Villa y una numerosa
concurrencia de fieles, asistido del Sr. Coadjutor a la reconciliación
litúrgica de este Cementerio Municipal
observando lo prescrito en el Ritual Romano, según se me ordena en el Decreto
que a continuación se transcribe (b)y cuyo original se custodia en este archivo
parroquial. Y para que conste extiendo la presente que firman conmigo en
calidad de testigos el Sr. Coadjutor y
el Sr. Alcalde, fecha ut supra
Félix Manteca
---- Amador Martín ----Darío Calvo
(ª) Entredicho: acepción 3ª del diccionario
de la RAE “Censura eclesiástica por la que se prohíbe a ciertas personas o en
determinados lugares el uso de los divinos oficios, la administración y
recepción de algunos sacramentos y la sepultura eclesiástica”.
(b) Aunque dice que “a continuación se
transcribe” en este caso lo he hecho antes.
P.D. Albañil en francés es maçon. Sería esa la razón de todo el lío.