sábado, 22 de febrero de 2020

Costumbres comunales de Alcañices (3)


Usos comunales de Alcañices (3)

Los ayuntamientos asumían, independientemente de su capacidad económica, (el de Alcañices nunca estaba boyante) competencias en cuestiones que hoy las ejercen otras instituciones. Estaban, entre otras, enseñanza y sanidad. Así:

En los meses de marzo y abril del año 1838, en varias sesiones de la junta municipal se acuerda hacer visitas a la escuela para inspeccionar la enseñanza que se imparte. Incluso se instruye un expediente al maestro de primeras letras ¨Por ausentarse sin permiso y no dejar a cargo de la escuela a un sustituto”.
 En la sesión del ayuntamiento del 17 de marzo de 1839, la junta municipal acuerda aumentar a 2.600 pesetas la dotación de 200 ducados que tenía Don Manuel Panero,  maestro de primera educación de la villa.

En sesión plenaria del 11 de abril de 1843 los miembros del ayuntamiento hacen constancia del conocimiento que tienen de que “el médico de la villa está haciendo diligencias para irse sin conocimiento del ayuntamiento y acuerdan despedirle”.
En relación con lo anterior, el 11 de julio de 1844 en  sesión ordinaria, el ayuntamiento acuerda consultar a un abogado ya que “el médico reclama que se le abonen sus honorarios hasta el 15 de noviembre de 1843”.

El 13 de julio de 1847 el ayuntamiento cede el hospital para que  atiendan allí a los soldados enfermos. Creo que en algún otro sitio he dejado dicho que en hospital existía un cementerio en el que se inhumaban a quienes fallecían en él,  transeúntes y soldados, y no fueran reclamados por familiares.
El 12 de junio de 1847 el ayuntamiento contesta a la solicitud del comandante del regimiento que estaba aposentado en la villa: Que le es imposible proporcionar la cebada y la hierba que le pide para los caballos de los soldados.

También el 30 de junio de 1847 hay un escrito en los términos: “Habiendo pasado oficio el Sr. Comandante de Armas de esta villa para que las compañías destacadas en este punto sean desde hoy acuarteladas en el edificio palacio que en esta villa tiene el Ilmo. Sr. Marqués, por ser el punto más ventajoso y cómodo para el soldado, pásese el correspondiente aviso amistoso a la Administradora del Marqués para que entregue las llaves del referido edificio y, caso de que se resista, se  autoriza al Sr. Alcalde a que la obligue a efectuarlo con todo rigor”.
En toda esta trayectoria se ve que nunca han sido cordiales las relaciones entre el ayuntamiento y la administración del marquesado.

En 1848 en la  comarca hay una terrible epidemia en el ganado. El ayuntamiento  toma medidas para evitar en lo posible que se extienda. El 31 de agosto indica: “Que para evitar el contagio de ganados y personas recomienda, que para enterrar a las reses de ganado vacuno que hayan muerto, se hagan los hoyos profundos”.

 El 6 de septiembre “Se prohíbe la venta de carne de ganado vacuno muerto y que el enfermo se tenga en las cuadras y no se saque a la calle para evitar el contagio, bajo multa de 8 ducados. Y que el día de mañana se hagan rogativas al Todo Poderoso”.
Después de estas epidemias que sufrió el ganado vacuno, es normal que en los años siguientes este escaseara. Por tanto, para volver a la situación anterior a la  que había anteriormente el ayuntamiento en sesión de 13 de agosto de 1849 dice “Se ordena al abastecedor que deje de matar ganado vacuno y maté solamente machos cabríos y carneros, bajo multa de 100 ducados y de perder la carne”.
El 11 de febrero de 1858, se nombra la Junta de sanidad.

El 16 de febrero de 1840 el ayuntamiento recomienda a los vecinos: Que en los corrales particulares no se alberguen más de cinco burros de viajantes y forasteros, y estos que sean amigos, o que saquen la oportuna licencia municipal, para no perjudicar al arrendatario del mesón”.

Como ya apunté más arriba, muchos son los temas de los que tienen que ocuparse el ayuntamiento. Así que a continuación relaciono algunos:

En aquellos tiempos se hacía porcada, esto es, que los cerdos que tenían los vecinos de la villa salían a pastar a valles y montes comunales, unas veces cuidados por un porquero contratado para ello y otras a cargo de los propietarios. 

El 31 de enero de 1841 hay una sesión dedicada a dar normas sobre cómo deben ir los cerdos a los valles. “Tienen que ir argollados para no causar destrozos en las praderas y a cargo de un cuidador que sea pagado por los dueños de los cerdos proporcionalmente al número ellos que tengan”
(La argolla era, es, un alambre que se pone en el hocico de los cerdos para que al hozar en la tierra se hagan daño y no puedan hacer agujeros en las praderas).
 Parece  que algunos no cumplían  con la norma y el 23 de marzo de 1842 recuerda a los vecinos que “Los cerdos no vayan a los pastos sin argollas”
El 22 de enero de 1871 el ayuntamiento decide “adquirir un cerdo padre para el servicio de las cerdas de los vecinos”.
El 1º de mayo en Alcañices una feria anual de ganado. El ayuntamiento estaba advertido de que el ganado: vacas, cabras, ovejas y caballerías,  procedentes de Portugal, causaban gran daño en los sembrados. Como consecuencia acuerda “Que el pregonero de un bando en ese día, 1841, para advertir a los portugueses de que se les cobrará el daño que causen y que se les impondrán multas”.

Se  desprende que existían unas relaciones, de amistad,  parentesco y comerciales fluidas entre  Tras-os-Montes y Aliste, que venía de antiguo y  que estaban respaldadas por normas consuetudinarias. He encontrado una carta fechada el 25 de marzo de 1764 dirigida por el alcalde de Alcañices al gobernador civil de Zamora, siento no acordarme dónde aunque creo que fue en el archivo provincial, que dice:
             “Siempre fue costumbre que los ganados de Portugal entraran una legua dentro del territorio español a pastar y viceversa, pero como ahora la Ronda Montada de Sayago encontró 175 cabezas de ganado caprino, pastoreadas por Manuel Pires, de Cicuero, y las aprehendió, pide por eso, en nombre de la villa de Alcañices, que sean restituidas a dicho vecino de Cicuero, para mantener la buena armonía que entre los pueblos de una y otra nación siempre ha habido”.
El 20 de febrero de 1842, se ordena que se advierta a los transeúntes de Mellanes y de Arcillera que traigan caballerías y/o ganado, que no causen daño a los sembrados bajo multa de 1 ducado.

El 19 de junio de 1844 hay acuerdo a fin de “Que le pongan cencerros a los bueyes para saber donde se encuentran, vigilar los sembrados y ver qué dirección llevan”.

En un comunicado del ayuntamiento del 9 de julio de 1858 le dicen al gobernador civil “Que los ganados que fueron aprehendidos por la Guardia Civil no son de contrabando, si no que no se le ven bien las marcas porque cuando procedieron  a marcar el ganado de la zona, lo hicieron con precipitación y al poco tiempo no se le conoce la marca”

 Todos los años en el mes de marzo el ayuntamiento convocaba solo a los agricultores  para el acondicionamiento de los caminos. Excepcionalmente el 3 de marzo de 1850, por razón del uso, “Se hace saber al vecindario que el día 7 esté en la plaza una persona capaz de cada casa con carro, arado, pico o pala para proceder a arreglar el CAMINO DE ZAMORA, bajo multa de 4 ducados”
Durante la primera semana de junio a las 4 de la tarde, a toque de reloj, se cita a los dueños de fincas de los pagos que citan, para limpiar y poner  las regaderas, acequias, en condiciones para el riego. La forma de regar era: a agua tirada.
Las regaderas que se acondicionaban y el orden en que se hacían era: la Ganada, la Perdida, el Tejar, la Riberica, la Linarada y el Jardín, el Prado Gaspar, el Ramilo y el Carpazal.
La asistencia era obligatoria para todos los propietarios que tenían huertos en esos pagos.
Todos los años se nombra veedor repartidor para controlar el agua de la Ganada
Aunque  los ganaderos conocían las fechas, el ayuntamiento ordenaba al alguacil que pregonara el acotado y desacotado de los valles de Palazuelo, Sahú, Monte del Marqués y Bozas. También, cuando procedía,  el aprovechamiento de bellotas.
El  aprovechamiento de la rastrojera  estaba regulado. Hasta que no se había acabado el acarreo de las mieses no empezaba. Primero se hacia el respigueo, que casi siempre lo efectuaban las mujeres. Después era el ganado vacuno el que tenía permitido  el acceso, el ovino y caprino eran los últimos que pastaban.
El tiempo de empezar la segada era regulado por el ayuntamiento. Con la mies  segada se hacían manojos que se juntaban en Morenas o Mornales,  así se denominaban los montones que con ellos se hacían, para facilitar el acarreo cuando se pillaba la raposa, como se decía cuando se acababa la segada. Luego se llevaban a la era donde se colocaban en Medas. Parva, trilla, limpia y grano a la panera. Ese día era una fiesta y en el horcón, que se ponía en el sitio de un picón del carro que llevaba los costales, se colgaba un gallo. Corría  el vino y, por supuesto, había los consiguientes cánticos tradicionales.

Entre 1841 y 1870 hay acuerdos concediendo robles y pinos para que puedan construir sus casas algunos vecinos que lo solicitaron.

El 18 de abril de 1843 “Se les concede la vecindad. Según la solicitud que presentan, a Manuel Rodríguez (Fernandais) y a Santiago Juan.
El 4 de febrero de 1845 también se les concede la vecindad en la villa a “los solicitantes: Domingo López y Pedro García, el 1º de vecindad portuguesa, pero lleva 8 años en Alcañices y el segundo casado con una hija del pueblo.

El 8 de octubre de 1848, se fundió la campana pequeña de la parroquia.

El 12 de agosto de 1853 el ayuntamiento acuerda “Que a vista de la excitación de algunos vecinos para que se verifique una corrida de toros en esta villa para solemnizar a su patrono San Roque, teniendo en cuenta el poco adelanto que tiene que hacer de los fondos comunes,  este ayuntamiento accede a ello”.

“El 9 de octubre de 1870 acuerdan agente y o representante del municipio en Madrid a Don Joaquín Gómez, a quien se dan y confieren todo su poder bastante y tan amplio como le sea necesario para que pueda representarle en el curso de todo género de negocios que el municipio pueda entablar y reclamaciones que tuviere que hacer”.
El 8 de enero de 1843 publica convocatoria para cubrir la vacante de Alcayde de la cárcel “Los solicitantes deben acreditar buena conducta moral y política y en igual circunstancia será preferido el que haya servido a la patria con buena licencia, sea mayor de 34 años y menor de 58”.
El 24 de marzo Alcayde a Juan Rodríguez.

El 27 de febrero de 1870 acuerdan “Que en tiempo de carnaval como en todas las épocas del año, quedan prohibidas las reuniones y bailes a horas intempestivas, así como también los juegos en los establecimientos públicos después del toque de queda bajo multa de 1 a 10 escudos.
En este orden de cosas ya el 28 de mayo de 1848 el ayuntamiento manifiesta “Que debido a los altercados que algunas veces llegan a las manos, se ordena que se suspendan después de las 10 de la noche las rondas de mozos”.

Estas son algunas de las cosas que pasaban en la Villa en tiempos de la segunda mitad del siglo XIX. Esta entrega ha salido un poco larga pero espero que le resulte interesante a quienes tengan curiosidad.
Si soy capaz, lo siguiente que publicaré será un resumen, ponerlo literal creo que sería pesado, del Libro del libro Respuestas Generales del Catastro de Marque de la Ensenada.

viernes, 14 de febrero de 2020

2ª entrega de usos comunales


Usos comunales de Alcañices (2)

Otra de las constantes preocupaciones del consistorio es lo concerniente a abastos para la localidad, tanto por las contribuciones que percibe como por la calidad de los servicios que se prestan. Como el ayuntamiento está siempre a dos velas hay muchos acuerdos concernientes al cobro de arbitrios.

En 12 de mayo de 1839, se  hace referencia a que “los arrendatarios  que deben pagar los arbitrios efectúen los pagos rápidamente para poder atender a la contribución de guerra. Que se haga saber a los de abastos, alcabala, taberna, casa mesón y fielato (estos arrendamientos salen a subasta anualmente) que solo una tercera parte la paguen en vellón y los otros 2/3 en oro o plata”.
El 28 de marzo de 1841 el consistorio se hace eco de las quejas de los vecinos en relación a la calidad de los productos que se venden en los abastos, y propone medidas para que sea mejorada esa calidad. ¿Qué proponen?: “multas que se duplicaran si se repiten los hechos”.
También el ayuntamiento protege a los arrendatarios de estos servicios; así, en  sesión celebrada el 11 de abril de 1841, acordaron: Que siendo mañana y pasado los días en que, según costumbre, los vecinos celebran la Pascua saliendo al valle donde se hallan los sembrados, se les haga saber en evitación de perjuicios que no pueden llevar a Valdesejas ninguna caballería, bajo la multa de un ducado a quien lo hiciere, y que solo las dos del tabernero que conducen el vino pueden consentirse. Haciéndolo presente por medio de la voz pública para conocimiento de todos los habitantes de esta villa. Y lo firman conmigo: Gago, Fagundez, Fraile y Mezquita. Que certifico.
El 1 de enero de 1843 se ordena: Que, según costumbre, se proceda a la entrega de medidas, pesas y demás alhajas propios de esta villa a los abastecedores, reconociéndolas antes por si se hallan deterioradas.
20 de noviembre de 1846: Habiéndose denunciado a la Corporación por algunos vecinos de la mala calidad del vino que se vende en el puesto público por el arrendatario. A   fin  de averiguar lo  que en el particular  haya, se nombran como peritos inteligentes a D. José Martínez y a D. José Rodríguez (digo yo que serían expertos en el tema) de esta vecindad, a quienes se les hará saber por el alguacil de que cumplan con religiosidad (será porque con vino se consagra) este encargo para que en vista de lo que adviertan, acordar lo conveniente en beneficio del vecindario. Así lo dijeron y firmaron los que saben. De que certifico.
 
El 26 de abril de 1849 se dice: A los que se dediquen a la venta de vino al por mayor que tienen la obligación de descargarlo en la casa taberna o en el fielato para su intervención. Los  vecinos que tengan vino a la venta lo llevaran a la taberna o fielato para su depósito en el plazo de este día, bajo la pena de decomiso y demás a que haya lugar.

Inventario que el ayuntamiento hace el 1 de  enero de 1855 de los pesos, medidas y utensilios existentes en las dependencias municipales:

En la taberna.- Unas cubas buenas que hacen 38 cántaros. Un  cubeto mediano. Dos  tinajas de barro. Medio cántaro de madera y un cuartillo de asta.

En el Portalón.- siete alqueres con sus raseros y otro para castañas sin rasero. Una romana grande que hace por el lado mayor 21 arrobas y 20 libras y por el  menor 7 arrobas y 8 libras.

En la Obliga.- 1 peso con 5 pesas de hierro: una de 8 libras, una de 4 libras, una de 2 libras, una 1 libra y una de ½ . una romana de 11 arrobas y 10 libras del lado mayor y por el menor 3 arrobas y 14 libras y una maroma que tiene 10 varas de largo y de grueso 2 dedos.

En la Abacería.- Una romana de  ¼ de arroba, un puchero de cobre y medidas de: media libra, un cuarterón, dos onzas, dos cuartos, y un cuarto de hojalata.

Sesión del  2 de abril de 1959. En Alcañices a dos de abril de mil ochocientos cincuenta y nueve. Reunidos en la sala capitular los señores que se relacionan al margen, acordaron: que en el próximo mercado saliese una comisión de esta corporación a hacer el repeso del pan cocido para evitar que se defraudase al público por indolencia de las autoridades. Dando parte, concluida que sea dicha operación, de las faltas que noten para adoptar las providencias convenientes.

Hasta las proximidades del siglo XX hubo en Alcañices una feria mensual de ganado y dos mercados semanales que se hacían en el  Portalón. Esta dependencia municipal estaba  en un edificio destinado a ello situado en el espacio que hay desde el Banco de Castilla a la tienda de Domingo y Tita.

El 10 de diciembre de 1863, el ayuntamiento y los vecinos acuerdan dirigirse al ministerio de Hacienda haciéndole saber que la contribución que tiene que pagar el ayuntamiento es excesiva y que no puede costearla, máxime cuando se ha creado una feria en San Vitero en la que lo que se les cobra a los ganaderos por ir es menos que lo que se cobra en Alcañices.