domingo, 2 de mayo de 2021

PLAZA DEL RELOJ Y LA OBLIGA

Subiendo a Dentro la Villa desde la plaza, se abre esta plazuela. En la acera de la derecha  tiene la entrada  la vivienda de la familia de José Calvo y Josefa Leal. A la farmacia se accede por la plaza. La casa  llega hasta la calleja del Reloj a la que dan las traseras de las de la plaza. En esta calleja solo existe una  vivienda que pertenece a Alberto Pérez. En la esquina está la Torre, cubo de la muralla, que da nombre al recinto. Voy  a reproducir lo que escribí en 1984 en las tesina para obtener la diplomatura  de Graduado Social que titulé Historia y Socio–Economía de Alcañices. “El reloj está instalado en un cubo de la muralla. Es un torreón semicilíndrico de mampostería y piedra de sillería rematado por un tejado de pizarra sobre el que está instalada una forja de hierro que sostiene la campana dominando todo el pueblo.


En contraposición a lo que dice su leyenda:

                      Si pasas por Alcañices,

No preguntes que hora es

Porque el reloj de la Villa

Da la una y son las tres.



marca y da la hora con puntualidad meridiana, (aunque hace poco daba la una y era la una menos cuarto, ha vuelto a la normalidad) a pesar de la vetustez  de su maquinaría, o quizá por eso. Esta fue adquirida en 1874 en Barcelona, como en ella reza y su compra fue decidida en sesión del ayuntamiento de la villa el día  27 de agosto de 1873.

SESIÓN EXTRAORDINARIA DEL DIA 27-8-1873.

“Reunidos previa convocatoria en la sala consistorial los señores del ayuntamiento que al margen se expresan, en sesión extraordinaria: se hizo presente por el Sr. Alcalde Presidente que, habiendo  consignado en el presupuesto municipal de gastos para el presente año económico cantidad determinada para adquirir la de un reloj nuevo, en esta población, se encontraba en ella Don Francisco Fernández, maestro relojero de la ciudad de Bragança, con quien podría contratarse aquella, y habiendo convenido la corporación en que compareciese ante la misma dicho  señor, con el objeto, presentado y tratándose del particular, se comprometió a traer y colocar por su cuenta la nueva maquinaria para dicho reloj, por la cantidad de cuatro mil reales, en que quedó cerrado el trato y facultado el Sr. Alcalde, como presidente, para formalizar el contrato, respecto a las condiciones de la maquinaria y una esfera, tiempo en que debe estar funcionando y demás que crea conducentes al efecto para llevar a cabo el propósito del municipio”. Firman alcalde y concejales presentes.

El reloj ha presidido la vida de Alcañices y ha tomado parte de ella. A los sones de su campana se anuncian los toros:

DAN, DAN, DAN. QUE LOS TOROS YA VENDRÁN……

Su toque a rebato, que en otros tiempos llamaba para que los vecinos se refugiaran de las tropas que venían a saquear la villa, hoy significa que hay que prestar ayuda para apagar algún fuego. El tañido de su campana se une en llamada a misa, a las de la Parroquia en las ocasiones en que el ayuntamiento asiste en corporación a la iglesia. Según fueran sus sones, llamaba a: voto concejo,  caminos, regaderas, sorteo de mozos, e incluso, cuando las elecciones, viendo quien tocaba la campana se sabía si habían ganado los conservadores o los liberales”. Larga vida a nuestro reloj.

En el otro lado, donde la casa de Daniel y Amelia,  había una torre cuadrada. Entre ambas torres estaba  la principal puerta de acceso al recinto amurallado.

En  los números impares de esta triangular plaza  hay un edificio de pisos, donde antes estaba el domicilio de los Turieles, familia que fue de relevancia en la Villa, de la que no queda nadie por aquí. Pero de ella ya traté cuando la Plaza.

A continuación estaba el Portalón, local del ayuntamiento en el que se realizaban mercados, martes y viernes, a los que venían a vender sus productos las gentes alistanas. Famosas eran dos hermanas de Villarino Tras la Sierra, se conocían por un apodo que siento no recordar, que venían a vender frutas y hortalizas. En noviembre, tiempo de castañas, las anunciaban a voz en grito “Castaña como la mía y la de mi hermana no hay en el Portalón ¡Cuantas veces le oí contar esta historia a Antonio “Vilo”!

El Portalón fue derribado para construir escuelas para las niñas del pueblo. allí impartieron conocimiento las míticas maestras: Doña María, Doña Felicidad y Doña Benita. Después parte del solar lo enajenó  el ayuntamiento en subasta pública (peluquería y vivienda de Alegrías), y otra parte la dedicaron para sede de ADATA.

En el último edificio de la plaza vivían don Eladio Castillo y doña Lola, ambos maestros.  Él  ejercía como maestro nacional y Lola estaba en excedencia. Los dos daban clases a los  que cursaban el bachillerato. Cuando el matrimonio fue para Sevilla, adquirió la casa Pedro (el que está dando la salida a los ciclistas en el paseo por Castropete), militar jubilado nacido en Moldones, y puso una tienda. Cuando Pedro se fue para Málaga le compraron la casa Antonio Anta Barros, de la saga de carniceros, y Sole, su mujer de quienes se la adquirió  Francisco Anta, “Patito”.  En el bajo tiene una frutería Domingo González.

Seguimos por la calle de la Obliga (Sobre el origen del nombre habló Sergio Rodríguez en una entrevista en la TV de Zamora. Lo basó en que los judíos, que vivían extramuros, accedían por esta calle para pagar la obligación, tributo,  que tenían con el municipio.

 En la primera edificación de la derecha estuvo la oficina de Aduanas hasta que hicieron el edificio de la Fuente Herrada, más o menos 1950. Administrador de la entidad fue Rafael Sassot, asesinado en setiembre de 1936. El último administrativo que ejerció en ese sitio y abrió la nueva oficina fue Santiago García, "Tragueras". Cuando aduanas se trasladó al nuevo edificio, vinieron  a vivir a la casa  Félix García, “Merino” y María Gago “Folana”, propietarios de la misma. La familia la formaba el matrimonio y los hijos: María, Teresa, Luisa, Irene, Transito, Paco y Domingo.  Los  herederos continúan habitando en ella.

Después tenemos un edificio que ha pasado por distintos dueños y por distintas situaciones. En principio creo que era de Francisco Calvo y allí estuvo el primer casino con entidad que hubo en la Villa. Después fue donde se instaló la Comandancia de Carabineros y permaneció en el  hasta que construyeron el cuartel en la calle Zamora. En los bajos estaba una   cuadra para los caballos que utilizaban en la vigilancia de fronteras. Me  cuenta Adelita Figueroa, que vivió y vive pared por medio, que algunas veces jugaba con otras niñas en el cementerio viejo,  y como el piso de la cuadra era de pizarra, cuando por la noche pateaban los caballos ella creía que eran los muertos que la buscaban por haberles incordiado, y no conciliaba el sueño. Cuando se fueron los carabineros hubo un teleclub, Manolito Rostan por medio,  que tuvo una gran actividad cultural: representaciones teatrales, charlas (José Sánchez y Manolo Prieto  dieron una magnifica que fue el germen  de los pregones de fiestas) y bailes en Navidades. Allí  dieron el pistoletazo de salida  los del chorizo. Ahora creo que  pertenece a Elvira, Disco Rojo y a su hermano. En uno de los bajos existió la fábrica de gaseosas de Mateo Pérez Barros “Mataburros”. Tenía una rueda enorme que se movía a mano para introducir el gas y el líquido  en las botellas. Se  la traspasó a Francisco Dacosta “Rompepuertas” quien a su vez la transfirió a Emilio Cruz Pérez “el Estrellao”.

Luego hay una callejita a la plaza de Ferreras y a continuación la casa donde vivió Mateo Pérez "Mataburros". Pertenecía  a Luís España de quien la heredó su asistenta de toda la vida  Valentina do Ceu do Campo. A esta se la compró Adrián Pérez Figueroa  y en ella vive.

Seguidamente  hay unas viviendas que pertenecen a Francisco Aguiar Calvo. Antes de la remodelación vivieron allí Antonio Anta y Sole, de quienes  la adquirieron por compra las hermanas Ascensión y Pilar Aguiar.

Volvemos al inicio de la calle y con el número uno tenemos la casa de la María Alonso Miranda “la Chata”. De quien la heredó su sobrina Zulema Alonso Cerezal. María tuvo un corto matrimonio con uno de los corcheros (la República permitía el divorcio) y prohijó, o algo así, a Zulema que heredó la casa. Una   de sus hijas, Zule, viene los veranos con sus nietos. Zulema estaba casada con Santiago, capitán del ejército. La Chata tenía  una tienda en el bajo que daba a la calle de la Fuente. En la tienda  había de todo, desde pulpo a fuelles, desde telas a sartenes, desde azúcar a pimentón. Era una especie de totum revolutum que creó estado. Cuando  algún sitio era un revoltijo de cosas desordenadas, la expresión que se utilizaba para definirlo era: parece el comercio de la Chata. En esta casa vivió Aureliano, tratante de ganado que vino para Alcañices cuando Manuel Muñoz dejó el negocio. En aquel tiempo  vino Pedrín, también tratante de ganado, y se instaló en San Vitero.

 Después había unas cortinas, huertos,  en uno de los cuales hicieron su casa Florentino Alonso Garrido y Antónia, su mujer.

Bajando la empinada cuesta, en lo que ahora es un pajero de Jesús Barros Gallego, vivió la familia de Antonio Silva, hijo de Juan el portugués, y Herminda “María Pinta”. Tenían dos  hijos, Antonio y Juanito, y dos hijas, una de ellas, Herminda, era muy guapa. Venía en verano y tomaba el sol en la ribera en bañador. Cien ojos mirando y Onán haciendo de las suyas.  Me remito al primer relato de estas leyendas.

Después está la vivienda de Antonio Martínez en la que anteriormente vivió Francisco Muradas, sargento de Carabineros y Aurora, su mujer. Tenían una hija, Aurora, y un hijo, Paco. Este, que iba a clase con doña Lola, era muy hábil para todo lo relacionado con los pájaros, sabía todos los nidos y con el tiragomas era inigualable. Un día había un jilguero cantando en una rama en los chopos de los puentes  asomando, por un lado el pico y por el otro la cola. Dijo: le voy a dar en el pico para cogerlo vivo y llevarlo a casa y tenerlo en una jaula. En efecto, le dio en la punta del pico lo suficiente para que se cayera de la rama sin lesión alguna. Lo  cuidó y enseñó a que volara por la casa, que saliera por una ventana a la calle y volviera a la jaula. Cantaba que daba gusto oírlo.

No hay más viviendas en esta calle, solo al final hay una puerta secundaria a una casa que tiene entrada por la de la Fuente.

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